domingo, 19 de febrero de 2012

SAN VALENTÍN ES UN ASCO - Yuliss M. Priego


Con motivo del pasado Día de Valentín, he querido hacer un pequeño relato... 
¡Espero que os guste!

* * *

San Valentín es un asco

Yuliss M. Priego

Al fin el día había llegado. Hoy, si todo salía bien, lo que más deseaba se haría realidad: podría compartir la eternidad con el amor de su vida. Los nervios se apoderaron de ella con fuerza, haciéndola sentir insegura tanto consigo misma como con la posible reacción que su ¿novio? —es así cómo los humanos denominan a sus parejas, ¿no?— pudiera tener ante la confesión que hoy, más que nunca, estaba dispuesta a hacer.
El sol ya se había puesto y la oscuridad amenazaba con inundarlo todo. Era el mejor momento para que los de su especie salieran de sus casas con total tranquilidad y disfrutaran de lo que el mundo humano tenía que ofrecerles. Los hombres sin haber completado el ritual de unión o boda, como aquí lo llamabanirían en busca de mujeres de las que alimentarse y con las que tener sexo. Las hembras no se quedaban atrás tampoco. Conocidas como las mejores depredadoras de su especie por su eficacia, no dudaban en atraer a los machos humanos para saborear lo que sus cuerpos tuvieran que ofrecerles, y más.
Una sonrisa nació en los labios de Shellie. Incluso ella misma había sido una de las más seductoras vampiras de su raza, sin importarle lo que sus presas pudieran sentir o querer. Ella había estado al mando. Ella se había alimentado…
Y había matado.
Hasta que Michael apareció sin previo aviso, arrasando con todo lo que había sido su forma de vida. El único al que sus encantos no habían arrodillado a sus pies ni habían conseguido que la deseara como a ella le habría gustado que lo hubiera hecho. Pero eso ahora estaba en el pasado. Después de proponerse hacer caer al humano en sus redes, lo que no había considerado es que ella fuera la primera en enamorarse de él. Curiosidades de la vida, se supone, ¿no?
El sonido de su teléfono al sonar hizo que se sobresaltara ligeramente, y por un momento, al ver el nombre de Michael en la pantalla, pensó que algo iba mal y los planes que tenían se tendrían que cancelar. Con el miedo instalado en la boca del estómago, descolgó y se llevó el móvil a la oreja.
¿Michael? ¿Pasa algo? Iba a salir ya para nuestro encuentrocontestó con voz suave, sin saber muy bien qué esperar como respuesta.
—Ehh, no. Digo, sí —dijo precipitadamente. Shellie a su vez aguantó la respiración y esperó a que continuara hablando—. Abre la puerta.
¿Qué? soltó de sopetón mientras se dirigía con urgencia hacia la entrada de su casa. Apoyó la mano que no sostenía el teléfono en el picaporte y de un movimiento la abrió.
Michael estaba allí, ramo de flores en mano. Dios, ¿qué le había pasado a su súper oído y olfato? Nunca había estado tan desconcentrada como hoy, y todo por los malditos nervios por lo que pudiera pasar a partir de esta noche. Una sonrisa iluminó su rostro.
¿Qu- qué haces aquí? consiguió articular segundos después.
No podía esperar para verte confesó mientras daba un paso adelante y se adentraba en la casa de la vampira. Espero que no te moleste.
¿Que si le molestaba? En ese momento lo único que tenía ganas de hacer era soltar el móvil que aún sostenía contra su oreja y lanzarse contra él. Besarlo y abrazarlo hasta que no le quedara oxígeno en los pulmones.
Y eso fue lo que hizo. 
Michael dejó caer el ramo de rosas al suelo y la rodeo por la cintura al mismo tiempo que sus bocas se encontraban. La desesperación y ansia se denotaba en cada batalla que sus lenguas libraban. Shellie deseó poder desatar toda su pasión sin que hubiera consecuencias luego, lo que hizo que con un último roce de sus labios se separara y lo mirara directamente los ojos.
Lo siento, no tenía que haber… estaba fuera de lugar… balbuceó estando aún entre los brazos de Michael. Este se inclinó de nuevo y comenzó a darle pequeños besos en el mentón hasta llegar a una de sus orejas.
Era precisamente lo que tenías que hacer le susurró al oído mientras la arrastraba con su cuerpo hacia la pared más cercana y la pegaba contra sí antes de atrapar sus labios de nuevo con los suyos.
Shellie creyó que no podía ser más feliz, le rodeó el cuello con los brazos y la cintura con las piernas, sintiendo cómo se endurecía debajo de ella. Dios, ¿cómo podría contarle lo que realmente era? Huiría de ella, la temería.
Las manos del humano comenzaron a subirle el vestido negro hasta las caderas, dejando a la luz esas largas piernas perfectas y esas braguitas sexis que lo estaban volviendo loco.
¿Y tu habitación, cariño? le preguntó contra sus labios y con la voz ronca por del deseo.
Ella sacudió la cabeza e intentó centrarse en las palabras que le había dirigido Michael.
Arriba respondió haciendo un leve movimiento con la cabeza hacia las escaleras.
Michael se separó de ella y la depositó en el suelo al mismo tiempo que la cogía de la mano y se dirigía hacia las grandes escaleras de madera. Al ver que Shellie no se movía del sitio, frunció el ceño y la cuestionó con la mirada.
¿Pasa algo? ¿Estás bien? Por un momento pensó que estaba llorando, pero luego descartó la idea.
Shellie negó con la cabeza.
Michael… tengo que decirte algo comenzó sin sentirse muy segura de sí misma. No soy quien tú piensas que soy.
Créeme, Shellie, en este momento no me importa lo más mínimo que no seas quien dices ser dijo a la vez que señalaba con la barbilla el bulto que le sobresalía de los pantalones. Solo sé que necesito poseerte. Ahora.
Ella lo miró incrédula. Nadie le había hablado así en toda su larga existencia.
No dirías lo mismo si supieras la verdad sentenció acercándose a él. Si no quería que hablaran ahora, lo harían luego, se prometió a sí misma.
Ya veremos le sonrió mientras la cogía en brazos cual recién casados y se dirigía hacia la planta superior de la vivienda. La habitación de Shellie era la primera a la izquierda, donde el estilo rústico seguía siendo predominante y una cama mucho más grande del tamaño normal se encontraba en el centro del dormitorio. Michael la depositó en ella y comenzó a desabotonarse la camisa muy lentamente, sin apartar la mirada de los brillantes ojos de su mujer. Era tan preciosa…
—¿Te gusta lo que ves? le preguntó una vez su torso estaba completamente desnudo. ¿Que si le gustaba lo que veía? Tendría que estar loca si no lo hiciera. Ese hombre parecía haber salido de una revista. Incluso podría haber sido uno de los de su especie perfectamente.
Ella sonrió maliciosamente a la vez que se quitaba el vestido por la cabeza, destapando su vientre plano y sus robustos pechos.
¿Y a ti, te gusta lo que ves? le devolvió, sacando a la seductora que era por naturaleza. Michael le dio una sonrisa torcida y se unió a Shellie en la cama una vez estuvo completamente desnudo. Sus manos comenzaron a acariciar cada curva y cada centímetro de piel al mismo tiempo que sus bocas se encontraban de nuevo. Esta vez no había indecisión ni duda por parte de ninguno de los dos, el hambre que el uno sentía por el otro fue lo único en lo que podían pensar.
Shellie lo atrapó entre sus piernas, rozando esa parte tan sensible de su feminidad contra la erección de Michael. Este soltó un gruñido al sentir el calor que desprendía y lo mojada que estaba ahí abajo, deseosa porque estuviera dentro de ella en estos momentos, sin preliminares ni pérdidas de tiempo.
Masajeó sus pechos y estimuló sus pezones, pellizcándolos, mordiéndolos. Shellie deseó que Michael tuviera colmillos; el placer que le daría sería infinito.  Pero no acabó allí. Beso a beso, y lametón a lametón, fue descendiendo sobre su cuerpo. Ella arqueó la espalda una vez sintió los labios y la lengua sobre su clítoris, incitándole con las manos a que no parara.
Mmmm…. Estás deliciosa Michael susurró entre sus piernas mientras que le daba pequeños besos en la ingle.
Por Dios, Michael… deja de torturarme dijo Shellie mientras atraía la boca de él a la suya y los giraba a ambos, ahora era ella la que tenía el control de la situación. Tal y como a ella le gustaba.
Agarró su sexo con una mano y comenzó a moverla de arriba abajo, sin apartar la mirada de sus ojos esmeralda. Podría saborearlo, pensó Shellie, pero lo que verdaderamente tenía ganas de probar era más que lo que él estaba dispuesto a ofrecer, de eso estaba segura. Así que se colocó a horcajadas sobre él y lo guió hacia el centro de su cuerpo de un solo movimiento. Ambos soltaron un gemido ante la sensación tan buena que recorría sus cuerpos. Había esperado tanto para poder hacer esto con Michael…
El ritmo de sus caderas era rápido y continuo, el sonido de la carne contra carne se hacía más perceptible a cada estocada. Las olas de placer comenzaban en ese punto de encuentro entre los dos cuerpos y se expandía hacia el resto del sistema nervioso. Michael depositó las manos en las caderas de Shellie, incitándola a ir más rápido, a dar todo lo que tuviera dentro de sí.
Necesito más… más… ella murmuró, incapaz de encontrar ese clímax que ya estaba abordando el cuerpo de su compañero. Se inclinó hacia adelante y destapó sus colmillos.
Michael tenía los ojos cerrados mientras se vaciaba dentro del cuerpo de su amada, sin ser consciente de lo que realmente estaba pasando a su alrededor.
Perdóname, Michael… dijo justo antes de hincarle los colmillos en el cuello. Sólo sería un sorbo, se prometió. Pero Dios… sabía tan bien. Podría estar bebiendo de él durante toda la vida y nunca se cansaría.
Michael sentía cómo la vida se le escapaba de su cuerpo. Shellie era como la viuda negra, aunque era verdad que había intentado advertirle. Qué imbécil era. Ya sabía que era demasiado bonito como para ser verdad. Una chica perfecta, una relación perfecta, sexo perfecto…. Era todo demasiado perfecto.  A él nunca le pasaban cosas así en su vida, lo tendría que tener ya más que aprendido. Pero no, siempre tenía que joder las cosas.
Shellie solo podía pensar en beber y beber hasta que sintió cómo el cuerpo de Michael cedía debajo del de ella. Oh, no… no, no, no, no. ¿Qué acababa de hacer?
No, Michael…. Te quiero, perdóname dijo con un deje de desesperación en la voz, mordiéndose su muñeca para poder darle de beber de su sangre. Esperaba que no fuera demasiado tarde…
De repente, una voz a su espalda hizo que volviera al presente. A un escenario que, tras veinte años de agonías y culpabilidad, se atrevía a pisar de nuevo.
Madre pronunció esa voz. ¿Qué es este lugar?
Shellie se secó las lágrimas que le caían al recordar aquella noche que nada salió como ella lo tenía planeado. Al menos algo bueno había salido de aquello, y lo tenía justamente detrás ella.
Xander comenzó antes de hacer una pausa para respirar profundamente. Siempre me has preguntado quién era tu padre. Y te puedo asegurar que lo amaba con toda mi alma otro par de lágrimas cayeron por sus mejillas, más de lo que él se pensará jamás. Pero cometí un error. Me dejé llevar. No debería haberme acostado con él sin antes haberle confesado lo que era, lo que somos, mucho antes. Me abandonó, ¿sabes? Estaba a punto de morir por mi culpa, y lo transformé para que no lo hiciera. Para que no se fuera de este mundo del que yo lo había casi empujado, pero me abandonó igual se giró para poder mirar a su hijo a los ojos y continuó hablando. Le daba asco. Le inspiraba miedo, y ahora él era una criatura igual que yo.
»Desde que supe que estaba embarazada de ti todo un milagro, de hecho me escondí. Temía lo que pudiera hacerte. Pero yo sí te quería, y nunca me arrepentiré de haberte tenido dijo al mismo tiempo que se acercaba a su hijo y le acariciaba una de sus mejillas con el pulgar de una mano.
Y por qué me cuentas esto ahora, madre exigió.
Ella apartó la mano y cerró los ojos. No podía mirar a la que había sido su casa hace veinte años. No podía mirar las sábanas llenas de sangre que aún se encontraban en el dormitorio donde todo había ocurrido, y no podía soportar que pasara en un día como el de hoy. En San Valentín.
—Porque tienes derecho a elegir y a saber la verdad.
—¿Y no crees que yo también lo tenía hace veinte años, Shellie? —una voz que no había oído desde esa noche inundó toda la estancia. Sin siquiera pensarlo dos veces, se giró y buscó al dueño de esa voz que había echado de menos  todos los días de su vida.
—Michael… —fue todo lo que dijo. Al mismo tiempo intentaba ocultar a Xander de la vista de su padre.
—¿Crees que me merecía esa traición por tu parte? Me fui creyendo que podría olvidarte —soltó una risotada agria—. Dios sabe que quería odiarte. Lo necesitaba.  Pero cada día que pasaba me daba cuenta de que era imposible.
»¡Quieres dejar de intentar proteger a nuestro hijo! —gritó de repente, logrando que Shellie se sobresaltara y bajara la cabeza. ¿Qué debía decirle tras todos estos años?—. ¿De verdad piensas que voy a hacerle daño? Es mi hijo. Es nuestro hijo —dijo enfatizando las palabras mientras se acercaba a Shellie y le cogía la cara entre las manos y le plantaba un breve beso en los labios—. Estoy cansado de intentar alejarme de ti. Te quiero Shellie, siempre lo he hecho aunque lo haya querido negar.
Shellie no sabía qué decir, ni qué hacer. ¿Estaba soñando? ¿Estaba teniendo alucinaciones? No podía ser que el hombre de su vida estuviera delante de ella, diciéndole que la amaba y que quería estar con ella otra vez. 
Todo lo que su cuerpo le permitía hacer ahora mismo era inclinarse y saborear una vez más esos labios que había besado veinte años atrás. Parecía como si nunca se hubiera ido.
Ella sonrió y pegó su frente a la de Michael cuando ambos rompieron el beso.
Te he echado tanto de menos… habló por primera vez antes de abrir los ojos y volver a mirar esos ojos esmeralda que la observaban con el mismo deseo con el que lo había visto por última vez. Perdóname, Michael….
Shh… acabemos en condiciones lo que comenzamos esa noche ¿te parece? le preguntó mientras acariciaba su yugular con la punta de su nariz. Ahora los dos podrían jugar al mismo juego.
Bueno, ya me voy. Diría que os busquéis un hotel pero veo que el único que sobra aquí soy yo, no sufráis por mí —soltó Xander al mismo tiempo que se daba la vuelta y salía de la habitación, dejando solos a sus padres recuperar todo el tiempo perdido en estos años de oscuridad y soledad.
¿Quién había dicho que San Valentín fuera un asco?

1 comentario:

  1. Muy bueno Yuliss!!! Me ha gustado un montón.

    Pues escribes muy bien, ehh!!! asi que espero pronto leer un libro tuyo.

    Un beso

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